domingo, 22 de abril de 2012

Construyendo relaciones. El respeto a la autonomía de los cuerpos.


Por Antonio Perdomo Rodríguez y Jose S. Cabrera Pérez



Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.


¿Qué hace que el amor adquiera tal magnitud que ni la muerte le pueda? ¿A qué se refería Becquer cuando habla de la llama del amor? Pero sobre todo nos preguntamos ¿Qué es el amor?

El amor romántico es una de las formas posibles de expresar nuestros afectos. Son amores complicados y en muchas ocasiones aparecen como imposibles de resolver, cargados de “sufrimientos” e impregnados de ideas como “el amor todo lo puede”, “amarse para toda la eternidad”. Se puede definir también como la fusión de dos seres en una única entidad. Es la idea de la media naranja o el alma gemela. Ese afán por complementarnos y encontrar nuestra media naranja hace  que muchas veces nos neguemos como elementos autónomos y responsables, convirtiéndonos en esclavxs del amor, lo cual puede llegar a justificar acciones y actitudes que de no estar bajo el marco del pensamiento romántico no serían aceptadas.

Dentro de este contexto amoroso nos relacionamos de una manera pautada, existiendo un “acuerdo” no pactado que todxs aceptamos sin cuestionarnos y que además presuponemos como único modelo válido y legítimo. Así cuando iniciamos una relación, aún sin haberlo consensuado presuponemos la monogamia, los roles de géneros diferenciados, una idea de la fidelidad, unas prácticas sexuales determinadas, el sometimiento de una de las partes (tradicionalmente de la mujer), y la posesión de los cuerpos que, automáticamente se consideran inaccesibles para el resto de la sociedad.

Este modelo de relación está siendo cuestionado desde algunos movimientos feministas y LGBTIQ. En el se alimenta la desigualdad entre las personas involucradas, es limitador en la autonomía personal, es un caldo de cultivo para la violencia. Esta forma de amor se corresponde con una sociedad construida en base a la división de géneros y favorece a una de las partes de la pareja en detrimento de los deseos y necesidades de la otra.

Introducir en el imaginario social otras formas de relacionarse entre géneros no está exento de ideas pre-establecidas y de situaciones que nos violentan, normalmente por la falta de información, educación y comprensión en cuanto a los pactos que sí se han consensuado y que sí se han hablado entre quienes formamos dicha relación.

En las relaciones abiertas se tiene la idea de que todo vale, de que los cuerpos de las personas que formamos dicha relación son accesibles en cualquier momento, situación, contexto, lugar, en definitiva somos cuerpos follables sin respetar los pactos que hemos consensuado, pues para el resto son desconocidos, dando por hecho que el pacto existente es el “todo vale”. Desde fuera no se tiene en cuenta que en las relaciones abiertas no todo vale, que existen o pueden existir compromisos como por ejemplo: respetar espacios, personas, situaciones, momentos, emociones, necesidades. En definitiva se trata de “fidelidad”. No por ser pareja abierta tenemos que convertirnos en sujetos sexuales exclusivamente, objetos de deseo accesibles para cualquier persona y en cualquier lugar, sin tener en cuenta  al resto de personas que componen la relación. Bien al contrario en este tipo de relaciones la base está en la honestidad, el respeto y la comunicación, en definitiva la fidelidad al pacto, que sí ha sido consensuado previamente.   

Si hasta aquí es complicada la cosa, vamos a liarla un poco más. Hablemos ahora de relaciones poliamorosas, pero, ¿Qué es el poliamor?

“Poliamoría – Estado o práctica de  tener más de una relación intima, simultánea, amorosa, sexual (no necesariamente), con el pleno consentimiento y conocimiento de todos los amores involucrados, enfatizando la búsqueda de relaciones honestas, responsables, no-monógamas, intencionales y comprometidas. El individuo que entra o se consideran a sí mismo emocionalmente capaz de tales relaciones se define a sí mismo como poliamoroso, también llamado poli.” 1

Pero en una relación poliamorosa no todas las personas que componemos esa relación tenemos que estar vinculadas entre nosotrxs, no todas tenemos que tener relación afectiva y/o sexual con más de una, y no todas las relaciones poliamorosas son o tienen que ser relaciones abiertas. Existen o pueden existir tantos modelos de relaciones como pactos posibles.

Estos pactos no vinculan a personas ajenas al él. Por lo tanto no es admisible que cualquier persona se adjudique el derecho de entrar a formar parte sexualmente, aunque sólo sea por una noche, con alguna/s de las personas integrantes de la relación.

Queremos decir, las personas que formamos relaciones poliamorosas, sean o no relaciones abiertas, merecemos el mismo respeto que cualquier otra persona que forme relaciones normativas, nuestros cuerpos son nuestros, nos pertenecen a nosotrxs, y la gestión de nuestra sexualidad es libre, pero eso sí, antes de intentar acceder a ellos deberías conocer nuestros pactos, o al menos, no dar por hecho que nuestro pacto es la idea que tú tienes de una relación abierta y/o poliamorosa, ¡ah!, y asegurarte previamente de que eres bienvenidx.

Poliamoría. http://www.poliamoria.com/glosario.php

sábado, 21 de abril de 2012

"Queerizando" la BISEXUALIDAD.


Por Antonio Perdomo Rodríguez
¿Por qué nos empeñamos algunas Bisexuales en recalcar una y otra vez que no somos “viciosas” que no somos “promiscuas”  que no necesitamos vivir con un hombre y una mujer a la vez,  que podemos ser “fieles” y “monógamas”? Personalmente no entiendo este discurso me parece que seguimos intentando encajar dentro de la heteronormatividad, dentro de la normalidad heterusa y queridas mías, afortunadamente, NO SOMOS NORMALES, somos anormales, desviadas, abyectas, mestizas, bizcorneadas, tomates, algunas somos putas, viciosas, guarras, promiscuas, poliamorosas.


No quiero encajar dentro de la norma heterosexual, dentro de la norma que me impone una sociedad monosexista que no me reconoce, que no me acepta, que me margina, que me niega. Mi realidad es otra. Estoy un poco cansada de oír o leer que reproduzco mitos, queridas todas, yo no reproduzco mitos, yo vivo mi vida como me sale del coño, follo cuanto puedo y quiero, con quien me da la gana, soy poliamorosa, soy promiscua,  soy puta, vivo con un hombre y una mujer a la vez, y soy fiel, fiel a mis principios, a mi étika, y a mis parejas, en definitiva soy feliz. Pero sobre todo y ante todo SOY BISEXUAL, y vivo y llevo mi bisexualidad con orgullo.


Llegar a esta reflexión no ha sido fácil, ha sido un camino lleno de tropiezos, de altibajos, de precipicios, por los que en más de una ocasión deseé despeñarme. Pero al final el camino ha merecido la pena, por fin me siento libre, liberada de esa opresión monosexista que la sociedad y la norma heterusa me impone y que constantemente me recuerda que me acepta, “como bisexual”,  si soy monógama,  si follo lo justito, si gestiono mis relaciones dentro de una moral hipócrita,  vamos lo más “normal” posible.


He estado intentando encajar en esa “normalidad” durante años y no lo he conseguido. Supongo que como muchas “transmaribibollos” no lo he pasado bien durante esa época, intentar encajar una pieza redonda en un puzle de piezas cuadradas. No quiero ir de víctima, no me va. Tampoco quiero  ni pretendo decirle, ni imponerle a nadie como tiene que vivir su BISEXUALIDAD, cada una que lo viva como le salga del coño. Solo pido  que reflexiones un poco antes de intentar encajar en un puzle que no nos representa. Ah y por supuesto, no intentes encajarme a mí a empujones.

martes, 17 de abril de 2012

Me cago en dios!!!.

Por Antonio Perdomo Rodríguez.

Hace semanas que vengo dándole vueltas en la cabeza a un artículo y sobre todo su título, en principio descartado por no ser políticamente correcto, pero, que diablos, me apetece ser irreverente. Por otro lado pensé que podía ser ofensivo para algunas personas entre ellas gente a la que aprecio, pero han sido las palabras de Bernardo Alvarez en declaraciones a el periódico el Día del  15.04.2012 las que me animaron a hacerlo y además a argumentarlo. Decía este terrorista de la palabra, este terrorista ideológico lo siguiente "Para mí todas las personas tienen el máximo de los respetos, aunque sea un terrorista. Ahora bien, los comportamientos de las personas y sus ideas son discutibles; todas las ideas no son respetables....".(seguidas de unas perlas a las personas homosexuales, las bisexuales nos escapamos, que no reproduzco por vagancia más que nada), Comparto absolutamente con Bernardo esta profunda y reflexiva afirmación (el entrecomillado nada más eh). Yo respeto a las personas creyentes pero discuto sus ideas y es más, gracias a Bernardo me he dado cuenta que puedo no respetar sus creencias ni sus ideas.

Es bien simple, hasta un religioso puede llegar a entenderlo; El creyente, que sería la persona, goza de mi respeto como persona humana, pero se comportan de manera curiosa, por ejemplo ponen flores a los pies de un poste de la luz con una estatua pegada encima, y lo sacan de paseo cantándole unas letanías, esto a mi personalmente, me resulta cuando menos curioso, bueno y creo no ser el único, pues cuando lo hacen se llena de público. Pero sigamos con el análisis, quienes son creyentes tienen la idea de que en su religión , la que se, existe un dios o varios dioses, según sean religiones monoteístas o politeístas. Pues bien estos dioses no son ni más ni menos que amigos imaginarios. Si, personas, seres o entes, y en ocasiones incluso han llegado a mutar y son mitad hombre mitad mono, no se extrañe nadie si en nada vemos a la vecina del quinto poniendo flores y rezando a los pies de un cyborg, pues como decía estos amigos, entes, seres, existen en el imaginario colectivo, y esa colectividad en si misma legitima su existencia que a un tiempo la alimenta, dándole el poder a aquel individuo, en raras ocasiones individuas (yo no se de ninguna) que tiene el don de conectar con este ser, este ente, esta deidad y ser su portavoz en la tierra, vamos el pastor de la manada.

Entonces, ¿vamos pillando la idea?, pues bien ahora de arriba hacia abajo, tenemos el amigo imaginario (digo amigo pues la mayoría son hombres, las diosas suelen estar de acompañantes en religiones politeistas, en las monoteístas las mujeres sólo sirven al dios), pues eso, que tenemos al dios, que ha elegido a su portavoz en la tierra, este a su vez monta una estructura piramidal jerarquizada, donde él ocupa el punto más alto y debajo de el toda la curia hasta llegar a los pastores. Imaginemos esta pirámide en cualquier otro negocio distinto de las religiones. Por ejemplo en Mc donald, igual de capitalista, y representada por un amigo imaginario "¿payaso?", pues si vamos al Mc donald y el cajero o cajera nos atiende mal, o es borde, o nos dan la hamburguesa con un dedo dentro, o simplemente el encargado o la encargada nos insulta, nos dice que nos respeta como homosexuales pero solo si vivimos como personas normales sin ejercer nuestra homosexualidad, bajo la normatividad que Mc donald pretende imponer, pero si por el contrario, si nos amamos,  nos sodomizamos y/o ejercemos nuestra homosexualidad ya no merecemos respeto. ¿Que hacemos entonces? pues depende de lo asertivas que seamos, obviemos la primera respuesta y vayamos a la segunda: pedimos una hoja de reclamaciones, que estará a nombre de Mc donald o quien lo haya franquiciado, el responsable al fin y al cabo; que en nuestro imaginario será el "payaso". ¿me voy explicando hasta aquí?

Bueno que pasa cuando un "jamergo" de estos, un manducho intermedio, o un gran jefe, un mequetrefe al fin, un chaman, o como se quieran denominar, que habla la palabra de su dios nos insulta y nos falta al respeto. AAAAHHHH claro!!!! es que se les olvidó lo de las hojas de reclamaciones. Pues nada, me vale cualquiera de las ideas anteriores para llegar a la misma conclusión, si el amigo imaginario es quien elige a sus representantes, como si son los representantes quienes eligen al amigo imaginario, yo ME CAGO EN EL AMIGO IMAGINARIO, y según Bernardo Alvarez no estoy faltando al respeto de las personas humanas creyentes en ese amigo imaginario, pues la mera idea de montar un negocio sin hojas de reclamaciones y/o sugerencia no es digna de respeto.

martes, 3 de abril de 2012

Mis dos Mamás

Había una vez una niña que no se sentía como las demás, porque ella tenia dos mamas, los niños y las niñas se reían de ella menos sus dos mejores amigas, Mirla y Juana. La niña, solo confiaba en ellas y le contaba sus mayores secretos, a sus madres les daba igual, eran unas madres lesbianas muy visibles, se llamaban Lucia y Ana estaban en una asociación llamada Algarabía y conocida como FELGTB (Federación Estatal de Lesbianas Gais Transexuales y Bisexuales) que defiende a todas las personas, ellas eran una familia muy feliz con muy poco dinero pero con una casa en Santa Cruz y otra en la Victoria. Iban al parque, al Macdonals, de compras, al súper, a manifestaciones... en fin se lo pasaban muy bien. La niña llamada violeta se lo pasaba genial menos en el colé ahí era donde la insultaban, una vez Dani su novio le pregunto que de donde venia su nombre “Violeta”. Ella le contesto que Violeta venia de el día de la mujer, Violeta le dijo que ya no sabia mas pero que sus mamas si sabían esa tragedia, Dani le dijo que si su nombre era realmente una tragedia y ella le dijo que no, y le pregunto que si le importaba que tuviera dos mamas lesbianas, Dani le dijo que no y se dieron un abrazo, al ratito llego Josué el matón del colé y dijo que ahí estaba la niña con las madres bolleras y Violeta le contesto que dejara a sus mamas en paz y que el podría estarse insultando porque el cuando fuera mayor podría ser gay.

Fin

Metáfora del cuento:

Todos y todas somos iguales y si alguien tiene gustos diferentes se le trata igual

Por. María Perdomo Rodríguez

¡Feliz igualdad!

(el cuento lo escribió mi hija de nueve años y me hacía ilusión compartirlo, con la autorización de ella claro.)